La salud bucodental es un componente esencial y estrechamente ligado al bienestar general, y un aspecto que a menudo subestimamos. Para tener una correcta salud bucal es necesario cuidar aspectos generales de la salud de nuestro cuerpo y viceversa, entre otras cosas porque nuestra boca no sólo es el punto de entrada al sistema digestivo, sino que también sirve como una ventana para observar cómo se encuentra todo el cuerpo. Los problemas bucodentales pueden tener consecuencias significativas y extendidas a diferentes puntos clave de nuestro sistema, afectando al sistema en cuestión y a funciones corporales de forma que a menudo desconocemos o, como decimos, tendemos a subestimar. Por ello es crucial cuidar nuestra boca, intrínsecamente vinculada al resto del cuerpo:
La Boca: Mucho más que dientes y encías
Nuestra boca está compuesta por dientes, encías, lengua, glándulas salivales y otros tejidos blandos. Cada componente tiene un papel crucial en la digestión, el habla y la estética facial. La saliva, por ejemplo, no solo ayuda en la digestión inicial de los alimentos, sino que también tiene propiedades antibacterianas que protegen contra infecciones. En este caso, por ejemplo, la hipertensión arterial puede provocar disminución en la segregación de saliva y, por consiguiente, sequedad bucal que puede producir caries, periodontitis y diferentes infecciones de nuestra boca. Todo ello, sin tener en cuenta que la medicación para la hipertensión lleva asociados otros efectos secundarios como sobrecrecimiento de las encías o cambios en la percepción del sabor.
En general, es sabido que cuando descuidamos la higiene bucal, permitimos que las bacterias dañinas prosperen. Estas bacterias pueden causar enfermedades periodontales y caries, que son los problemas dentales más comunes, aunque las implicaciones vayan más allá de la boca.
Por supuesto, las enfermedades periodontales y salud sistémica tienen también una estrecha relación… Las enfermedades periodontales, que afectan a las encías y al hueso que sostiene los dientes, son causadas por infecciones bacterianas y la inflamación crónica resultante. Si no se tratan, estas infecciones pueden liberar bacterias y toxinas en el torrente sanguíneo, desencadenando una serie de problemas de salud sistémica. Aquí algunos ejemplos de problemas de cierta gravedad:
1. Enfermedades cardiovasculares: La inflamación y las bacterias de las encías pueden contribuir a la formación de placas en las arterias, aumentando el riesgo de aterosclerosis, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
2. Diabetes: Existe una relación bidireccional entre la enfermedad periodontal y la diabetes. La inflamación crónica de las encías puede dificultar el control de los niveles de azúcar en la sangre, mientras que la diabetes no controlada puede aumentar la susceptibilidad a infecciones periodontales.
3. Complicaciones en el embarazo: Por supuesto un tema sensible y muy a tener en cuenta. Las mujeres embarazadas con enfermedades periodontales tienen un mayor riesgo de parto prematuro y de dar a luz a bebés con bajo peso. Las bacterias bucales pueden llegar al útero a través del torrente sanguíneo, desencadenando una respuesta inflamatoria que puede inducir el parto prematuro.
4. Problemas respiratorios: Las bacterias de la boca pueden ser inhaladas hacia los pulmones, especialmente en personas con enfermedades crónicas, lo que puede causar infecciones respiratorias, como neumonía.
¿Cuál es el papel de la higiene bucodental en la prevención?
Mantener una buena higiene bucal es fundamental para prevenir estas complicaciones. Ahora os mostramos algunas prácticas recomendadas y que por supuesto, deberían ser habituales:
1. Cepillado regular: Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con pasta dental con flúor ayuda a eliminar la placa y las bacterias que causan caries y enfermedades periodontales.
2. Uso de hilo dental: Menos común que el cepillado tradicional pero de gran importancia. Complementar cada cepillado con el uso de hilo dental diariamente es crucial para eliminar la placa y las partículas de comida que el cepillo no puede alcanzar, especialmente entre los dientes y debajo de la línea de las encías.
3. Dieta saludable: No descubrimos nada nuevo a nivel de salud general y en concreto como beneficio de nuestra boca si hablamos de que limitar el consumo de azúcares y carbohidratos refinados, y optar por una dieta rica en frutas, verduras y proteínas magras, puede reducir el riesgo de caries y enfermedades de las encías.
4. Visitas regulares al dentista: “Un clásico” para CLAVISUR clínicas… Las revisiones dentales regulares permiten la detección temprana y el tratamiento de problemas bucodentales antes de que se conviertan en problemas más graves.
5. El tabaquismo: Es un hecho más que probado e interiorizado por todos que el tabaco es letal en nuestro cuerpo y causante de infinidad de enfermedades de nuestro cuerpo. En concreto, el tabaco es un factor de riesgo significativo para la enfermedad periodontal y el cáncer oral. Dejar de fumar mejora la salud bucal y reduce el riesgo de múltiples enfermedades sistémicas.
Tras estas pinceladas, estaremos todos de acuerdo en que la salud bucal es una parte integral de nuestra salud general. Ignorarla puede llevar a consecuencias graves, no solo limitadas a la boca sino también a cualquiera de los sistemas de nuestro cuerpo. Cuidar nuestra boca mediante una buena higiene, una dieta adecuada y visitas regulares al dentista no solo nos brinda una sonrisa saludable, sino que también protege nuestra salud en general. La próxima vez que pienses en tu salud, no olvides que empieza con una boca sana.